Hoy se ha anunciado que la CBS planea convertir el mítico cómic de DC Comics ‘Supergirl’ en una serie de televisión. Esta noticia no viene sola, pues últimamente es un continuo de anuncios de este tipo, y no sólo relacionados con DC Comics o Marvel. Recientemente ha sido noticia también que se ha encontrado protagonista para el remake de ‘Ben-Hur’ (William Wyler, 1959), que se hará un spin-off de ‘The Amazing Spiderman’ (Marc Webb, 2012) basado en el personaje de Venom, que se ha dado luz verde a la secuela de ‘Guardianes de la Galaxia’ (James Gunn, 2014),… La lista sigue y sigue, y es que estos últimos meses se han caracterizado por la gran cantidad de novedades cinematográficas y televisivas siempre relacionadas con remakes o adaptaciones. Las películas o series basadas en ideas originales escasean hoy en día, y de las pocas que surgen aún menos tienen éxito. ¿Se está quedando Hollywood sin ideas?


Blake Snyder decía en su libro ‘Save The Cat!”, famoso en Estados Unidos por ser la mejor guía para aspirantes a guionistas, que el motivo por el cual se hacen tantas secuelas, remakes, biopics y adaptaciones de libros y cómics es que todos ellos ya vienen de serie con una base de fans que asegura espectadores y en muchos casos pronostica un gran éxito. Pero, ¿es realmente esa la única razón? Puede que Snyder sólo estuviera tratando de defender a sus compañeros de profesión o puede que estuviera en lo cierto, aunque también es posible que se trate de una mezcla de ambas cosas.




Así pues, se plantea el dilema de si vale la pena apostar por una idea original que parte de cero y que aún necesita crear una base de fans, con todo el riesgo que eso conlleva, teniendo en la recámara la opción de desarrollar un producto en forma de secuela o remake que ya cuenta con un soporte de seguidores leales que supondrá una audiencia mínima segura.

Es probable que se trate de una moda pasajera y que una vez terminada esta temporada ya no veamos tantas secuelas, adaptaciones o remakes en nuestras pantallas y en cambio estemos rodeados de magníficas y novedosas ideas originales. Al fin y al cabo, algo similar pasó con la fiebre ‘Crepúsculo’ (Catherine Hardwicke, 2008) y la gran cantidad de libros, películas y series de la misma temática que surgieron en los años siguientes a su estreno.


Como público siempre se agradece ver originalidad, pero no somos quién para juzgar teniendo en cuenta cuan fiero es el mercado cinematográfico y televisivo actual. Es difícil ganarse un lugar en la cima y aún más mantenerlo, y seguramente es por eso que todos los storytellers se suben al carro de las tendencias del momento sin dudarlo. Esperaremos para ver cómo se desarrolla esta última moda hollywoodiense.