Ayer por la noche se emitió en Estados Unidos el final de una serie que en 9 temporadas ha logrado hacer reír y hacer llorar, últimamente casi a partes iguales, a medio mundo. El final ha sido acogido entre aplausos y críticas, y no se podía esperar menos de una serie que durante años ha despertado pasiones y sentimientos encontrados entre su audiencia. He seguido Cómo conocí a vuestra madre a lo largo del camino desde el estreno de su primera temporada, siendo casi demasiado pequeña para entenderla. He crecido con ella, en más de un sentido, así que por supuesto debía escribir sobre el final de una de las mejores series que he visto y que jamás veré. Atención, porque a continuación está repleto de spoilers.

En un sinfín de flashbacks y flashforwards, durante el capítulo doble que sirve como conclusión del largo viaje de Ted Mosby y sus camaradas, podemos ver tanto la boda como el divorcio de Barney y Robin. Aunque previsible, aún así ha logrado sorprender, sobretodo después de una temporada entera dedicada a su relación. También vemos como la familia de Marshall y Lily se amplía con un tercer hijo tras Marvin y Daisy, y como Marshall consigue su ansiado puesto de juez tiempo después de volver de su año en Roma. Asimismo, vemos por fin como Ted logra el sueño que lleva persiguiendo desde el mismo piloto de la serie: encontrar el amor, casarse, tener hijos y formar una familia.

Con estos argumentos, es interesante ver luego el desarrollo individual de cada personaje durante el episodio. Barney, tras divorciarse de Robin, mantiene la vida que siempre había llevado, siendo el mujeriego que es y sin perder pizca de su identidad. Eso le lleva a dejar embarazada por accidente a una chica (de la que no llegamos a saber ni el nombre pero que tampoco importa) y a tener una hija, Ellie, que es quien finalmente asienta su vida y le hace conocer el amor verdadero. Marshall y Lily se convierten en la gran familia que se esperaba de ellos, y Ted vive el que siempre supimos que sería su destino como feliz esposo y padre. La historia más interesante e inesperada es tal vez la de Robin, quien tras divorciarse de Barney se dedica enteramente a su trabajo, haciendo de reportera viajando por todo el mundo y distanciándose de sus amigos hasta tal punto que todos se sorprenden cuando acude a la boda de Ted. Aunque sutil, el motivo de su distanciamiento es claro, y es que Robin se ha dado cuenta de que dejar marchar a Ted fue el peor error de su vida y poner distancia es la única opción que le queda ahora, porque Ted jamás había estado más feliz ni más fuera de su alcance.

Los últimos diez minutos de episodio son los más intensos y los que nos traen el giro de guión que sabía que los guionistas acabarían sacándose de la manga. En una preciosa composición entre flashbacks y flashforwards montados con una espectacular banda sonora, descubrimos al mismo tiempo cómo conoció Ted a la madre y que la madre está muerta. La conversación entre Ted y la madre, que descubrimos que se llama Tracy, en la estación de tren donde se conocen está maravillosamente actuada. Hablan del paraguas que lleva Tracy, el famoso paraguas amarillo, y cuando se dan cuenta de que ese paraguas ha estado pasando del uno al otro durante años sin saberlo, en ese preciso segundo, es posible ver en sus ojos que acaban de comprender que eso, ese momento, es el destino. Pero el episodio no acaba aquí.

Después de la escena en la estación volvemos al presente, al sofá con los hijos, y por primera vez en la serie la cámara se gira para mostrarnos al Ted actual sentado frente a ellos mientras les explica la historia. “And that kids, is how I met your mother”, la frase que todos estábamos esperando, pero los hijos no están convencidos. Le recriminan que la supuesta historia de cómo conoció a su madre casi no incluye a la propia madre, y que lo que realmente muestra es que Ted está enamorado de “Tía Robin”. Ted lo niega, pero los chicos insisten en que le pida salir, porque “ya han pasado seis años desde que murió mamá y es el momento”.

La última escena de la serie es un paralelismo perfecto, lo que fue el principio de esta historia y lo que ha sido también su final: Robin, asomada a la ventana de su apartamento con todos sus perros como testigos; y Ted, en la calle frente a ella, sujetando una trompa azul en sus manos. The end.

Una comedia con brillantes momentos dramáticos, es indudable que Cómo conocí a vuestra madre ha cruzado las barreras del estilo sitcom para convertirse en una serie, ante nada, emotiva. Y son sólo éstas las que logran dividir y enfrentar a su público. Puedo entender perfectamente la postura de la gente que ha quedado decepcionada con el final, porque es una serie que se construyó siempre alrededor de un personaje que fue hasta la temporada pasada un enigma: la madre. Este personaje, pero, ha acabado por ser finiquitado de una forma bastante rápida e inconclusa y ha dejado mal sabor de boca a todos los que esperaban algo más. De alguna manera,  siempre se había dado a entender que habría un final que no ha habido.

Aún así, a mí personalmente me ha encantado y creo que todas y cada una de las decisiones que los guionistas y creadores de esta serie, Craig Thomas y Carter Bays, han tomado a lo largo de las nueve temporadas han sido inteligentes, premeditadas y muy acertadas. Si hay algo que nos hace pensar este final es que tal vez esta historia nunca fue sobre la madre, tal vez esta historia siempre fue sobre Robin.

Hay varias cosas, detalles simbólicos y muy bien pensados, que me gustaría destacar de este capítulo:

-       En la primera temporada hay un capítulo en el que Ted conoce a una stripper llamada Tracy y, bromeando, les dice a sus hijos: “y así es como conocí a vuestra madre”, y ellos pegan un bote en el sofá y gritan “¡¿Qué?!”. Ahora que sabemos que el nombre de la madre es Tracy, entendemos mejor el guiño que pusieron los guionistas en esta escena.

-        La lluvia se ha convertido en un elemento simbólico a lo largo de la serie que culmina en este último episodio: Ted logró que lloviera con su particular danza ritual india para que Robin no acabara con otro tipo, llueve cuando Ted ayuda a Robin a buscar su colgante en Central Park, llueve cuando Ted renuncia a Robin frente a Barney en la playa, y llueve en la estación de tren cuando Ted y la madre se conocen. No es una casualidad, pues, que la madre sea representada por el icónico paraguas amarillo. Ella es quien, durante al menos un tiempo, consigue proteger a Ted de la lluvia que siempre ha supuesto Robin en su vida. En la última escena, cuando Ted vuelve a casa de Robin con la trompa azul, el suelo está mojado pero no está lloviendo. ¿Significa eso que por fin ha dejado de llover para Ted Mosby?

-   Me gusta como enseñan las actitudes parejas que Ted y Robin tienen en relación al matrimonio del otro. Ted iba a mudarse a Chicago después de la boda de Robin y Barney porque no podía vivir cerca de ellos mientras siguiera enamorado de Robin, y Robin se pasa media vida viajando por el mundo para evitar a Ted mientras éste está casado y formando una familia con Tracy. Ambos son conscientes de qué es lo correcto, y ambos lo hacen aunque les duela.

-         Finalmente, no he podido evitar pensar en un episodio de una temporada anterior en el que Robin dice que lo que se necesita para tener una relación con alguien es química y el momento adecuado. Me pregunto si los guionistas tenían esto en mente para escribir este final, porque todo lo ocurrido me parece una referencia a esta frase. Ted y Robin siempre tuvieron química, pero nunca encontraron el momento adecuado. Ted encontró a su mujer perfecta, que le dio todo lo que Robin no quiso darle: un matrimonio y una familia. Robin también logró lo que siempre había querido: una carrera brillante y viajar por el mundo. Ahora, tras cumplir todos los sueños que tenían, ambos están en el momento adecuado.